Encuentro conmigo

El 27 de junio finalmente salí rumbo a la región caribe colombiana, sin mayor planificación de itinerario. Plata en el bolsillo, manos en el volante, sleeping bag y mi mochila con muchas cremas y poca ropa, y eso sí, con la firme decisión de aprovechar las vacaciones que por fin pude tomarme y que venía pidiendo a gritos desde hace rato. El viaje se terminó convirtiendo en una de las mejores experiencias que he tenido últimamente y definitivamente una especie de retiro espitritual, un encuentro conmigo. Eso sí, ni para qué hablar de los paisajes, de las playas, de la gente, la compañía y demás detalles que lo hicieron lo que fue.

Primer destino: El parque Tayrona. El sitio perfecto para disfrutar de la playa, el sol, la brisa y el mar por supuesto, con unas olas gigantes como para retroceder unos 20 años y volver a jugar en el mar hasta que las olas lo revuelquen y lo dejen con el bikini en la nuca y lleno de arena hasta las pestañas. Esta vez me quedé en una playa diferente a la típica (Arrecifes) por recomendación de unos conocidos de Ales. Se llama Cabo San Juan del Guía (foto der.). El sitio vive lleno de extranjeros, y uno que otro colombiano, pero son las mejores playas, además de estar a 2 playas de la nudista por si uno se quiere broncear las nalguitas y demás zonas que poco ven el sol. El calor que estaba haciendo era medio insoportable y uno sentía que se iba a derretir, pero definitivamente queda mucho espacio y tiempo para leer, pensar, caminar, echarse en la hamaca a pensar o dormir, en fin...para descansar y desconectarse de todo.

Segundo destino: La Guajira. La primera vez en mi vida que visitaba este departamento. Excelentes carreteras, las mejores del país podría decir, mucho viento, mucho sol por supuesto y obviamente clima desértico con toda. Nunca había llegado tan al norte de este maravilloso país y ni por ende de Sur América. La primera parada fue Manaure para ver las salinas que, debo reconocer, son impresionantes. Nunca había visto tanta sal junta, montañas enteras de sal (foto izq.), y mucho menos piscinas naturales de sal que en su etapa inicial son rosadas y después son como un blanco lechoso brillante, espectacular! De aquí derechito para el Cabo de la Vela, el sitio más paradisiaco en el que haya estado, no hay nada diferente a un mar color turquesa divino, y desierto, mucho desierto. Los mejores atardeceres (apenas para meditar), el mar practicamente no tiene olas, así que parece una piscina. Usualmente la gente va por uno o máximo 2 días porque como tal, para ver los lugares turísticos no se necesita más de una tarde, pero es perfecto para desonectarse, leer y contemplar el paisaje. Mi hamaca y yo en frente del mar, qué más le puedo pedir a la vida?

Tercer Destino: Cartagena. Y era obvio, no podía faltar la pasadita por "la heróica", dormir en cama y en un cuarto con puertas y aire acondicionado, la vida nocturna, la ciudad murallada, en fin.... Con la particularidad de que un día se fue la luz practicamente todo el día, y sólo volvió a las 9 a.m. del día siguiente, y digamos que la tempreatura promedio era como de 37°C, así que se podrán imaginar lo pegachento que puede llegar a ponerse todo (cabe aclarar que casi ningún establecimiento de la ciudad está preparada para el apagón y por ende no había planta. Gracias!!). Ahh y sólo un consejo: No vayan a comer a Juan del Mar, si no quieren sentir que los han robado en la carota, por un mal servicio y una comida super normal o incluso medio floja, por la que cobran como si tuviera diamantes y oro. En serio, por favor evítenlo a toda costa. La plata peor gastada de todo el viaje, qué dolor!!!

Y bueno, de vuelta a la civilización con mil ideas en la cabeza unas más claras que otras, decisiones tomadas, otras por tomar, algunas dudas permanecen, otras se han aclarado, pero lo más importante es que el balance es positivo.

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