Monday, August 31, 2009

Con lágrimas en los ojos...

Una vez más llegó el momento de la despedida para el que nunca estuvimos preparados. Sabíamos que llegaría con la certeza misma de la muerte, pero rehusándonos a creer que en ese instante se abriría un grieta en el corazón.
Me miró con sus ojitos brillantes llenos de lágrimas, los míos mirándolo fijamente y dejando correr libremente rios sobre mis mejillas... y con un beso humedecido por la tristeza líquida, nos dijimos adiós.