Alone

Hoy es uno de esos días en los que me levanté triste sin ninguna razón de peso aparente (y sé que no es regludez ni malparidez). No quiero trabajar y busco cualquier excusa incluyendo este blog para hacer a un lado mis responsabilidades laborales. En realidad sólo sé que hoy no quiero estar aquí, ni en este trabajo, ni en esta ciudad, ni este país. Sólo puedo pensar en que quiero que llegue julio para que por fin sepa cuando voy a poder ir a mi Colombia que tanta falta me hace.

Me acuesto juntando fuerzas para mantenerme firme y no derrumbarme. No quiero pensar en que me siento sola, porque en realidad lo estoy. Estoy mamada de la frialdad de la gente en esta ciudad, de lo cerrados y asociales que son y lo difícil que se vuelve cada vez conocer gente o hacer amigos. Estoy mamada de no poder contar con ese alguien 24/7 y que el único apoyo que siento es un poco condicionado y esporádico. Estoy harta de sentirme como una estúpida cuando cedo todo mi orgullo cada fin de semana. No quiero seguirle dando poder a alguien para que me siga haciendo sentir mal acerca de mi misma.

Sé que las mejores cosas llegan cuando uno menos se lo espera, pero a veces es simplemente muy difícil sentarse a esperar o no esperar nada en absoluto. Definitivamente necesito estabilidad porque nada en mi vida en este momento es estable, recuperar mi alegría, mis ganas de hacer de todo y dejar de ser tan pendeja por miedo a la soledad, una soledad a la que le había perdido el miedo y que me acompañó durante un buen rato. No quiero darme por vencida, no todavía, pero tampoco quiero seguir perdiendo mi tiempo y mi energía en algo sin sentido o sin futuro.