No hay nada que decir, nada que explicar, ni mucho menos tratar de entender. De no ser por las pequeñas cosas, no habría cosas grandes. Siéntate y escucha en silencio. En ese silencio que nos rodea cuando nos miramos, cuando en cada caricia nos amamos, cuando en las noches nos buscamos... Sólo déjame contemplarte, olerte, desearte, necesitarte como a tus besos. Enloquécete con mis palabras, con mi voz, y mírame con el alma. No trates de atraparme. Déjame volar, contigo, y seamos 2 extraños en la calle, jugando a ser otros, a huir y esconderse detrás de las sombras que nos acompañan. Persigamos juntos el viento que se llevó las ilusiones y nos dejó los miedos.
Así, en silencio, cierra los ojos y escucha la música que he creado para tí. Muéstrame en tus labios la definición de la perfección, pinta con tu cuerpo el color del deseo, y junta tu mano con la mía para soñar en la oscuridad, reirnos como niños y volver a confiar en aquello que nos unió.
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